Sara Pedrali, Brand Ambassador de Terra Moretti
(Foto: Bertha Herrera)
(Foto: Bertha Herrera)
La embajadora internacional de Terra Moretti presenta en nuestro país los exclusivos vinos de Bellavista
Sara Pedrali, Brand Ambassador del reconocido grupo vitivinícola italiano Terra Moretti estuvo de visita en México para la presentación de los vinos de las bodegas Bellavista y Petra. Además de su participación en el evento Sabores Polanco, brindó asimismo en Estudio Millesimé una espectacular cata con algunas de las joyas de la línea de espumosos de Bellavista.
El nombre de Vittorio Moretti es emblema de una de las más versátiles y dinámicas empresas familiares en el exigente panorama del vino italiano, Terra Moretti Emozioni, integrada por cuatro importantes bodegas y viñedos: Bellavista y Contadi Castaldi, en Franciacorta, Lombardía; y Petra & Tenuta La Badiola, en la Maremma, en el suroeste de la Toscana. Las empresas de TMT han sido reconocidas desde su surgimiento como líderes e innovadores en sus respectivos segmentos, obteniendo importantes reconocimientos en Italia y todo el mundo.
Hoy, Bellavista y Petra resaltan en el panorama gastronómico de México con la visita de Sara Pedrali, Brand Ambassador de la firma. Sara es sobrina del fundador del consorcio vinícola y conoce muy a fondo la historia, los procesos y las particularidades de cada bodega. Unido a su especial carisma y a su fina personalidad, se ha convertido en una de las más reconocidas promotoras de los vinos de Italia, marcando la pauta, por ejemplo, con los elegantes espumosos de Bellavista, equiparados incluso por los más exigentes, con los reconocidos champagnes.
“Un Bellavista Franciacorta se encuentra entre los vinos más versátiles para combinar con alimentos, dada su complejidad y diversidad de perfiles. No puedo expresar lo orgullosa que me siento cuando mi marido, un chef francés, me pide que abra una Bellavista en lugar de una botella de champagne”, dice Sara.
Situada cerca de Milán, el nombre de la región de Franciacorta deriva del latín Curtes francae, es decir, “zonas libres de impuestos” que eran parte del imperio de los francos en el siglo V. Con una sólida tradición vitivinícola, hoy Franciacorta es reducto de estupendos vinos, resaltando sus soberbios espumosos que han sido comparados con los mejores champagnes.
Las características de suelo y clima de Franciacorta son ideales para el cultivo de uvas destinadas a la producción de espumosos, con condiciones que incluso superan algunos atributos propios de los viñedos de Champagne.
"Me siento muy orgullosa cuando Bellavista se compara con Champagne, me gusta pensar en él como un reducto muy exclusivo en términos de características, estilo y estándares de calidad. La comparación es muy positiva, ya que significa que el consumidor inteligente piensa en nuestros vinos como la encarnación de un terruño, un DOCG, y un método de producción al mismo tiempo.
“De hecho en 2003 la Unión Europea concedió a los vinos de Franciacorta los mismos derechos y el estatus similar a los de Champagne. Pienso que estilísticamente los vinos de Bellavista podrían estar cerca de Bollinger o de Roederer, pero la filosofía y los valores de Bellavista han sido desde el principio lo contrario de muchas de las grandes marcas. Somos una finca de capital privado que pertenece a una familia, no un grupo multinacional. No compramos uva fuera de nuestros viñedos”, explica.
El caso de Petra, por otro lado, es imagen de una pasión por las tradiciones vitivinícolas y el entusiasmo por una arquitectura que enaltece dicha labor, sin perder de vista, desde luego, los orígenes de Vittorio Moretti en el ámbito de la construcción.
“El impacto mecánico sobre las uvas y el mosto sólo puede ser mínima. El ciclo de producción es moderno y funcional, pero nunca se aleja de la tradición, y el proceso de producción basado en la gravedad es una parte integral. La tierra indica, habla, ofrece consejos sobre cómo producir el vino más expresivo y las vides son los más adecuados para el microclima de Petra. Son vinos que descansan y maduran, en primer lugar en barricas y luego en botellas, por un largo tiempo”, explica Pedrali.
El monumental edificio que alberga la bodega es parte esencial del discurso de su propietario en torno a la aventura del vino: “Cuando Vittorio Moretti me pidió que diseñara su bodega, daba por entendido que, aparte de los aspectos funcionales, lo que realmente quería era una imagen que podría comunicar la pasión y el compromiso que se requiere para sostener esta nueva aventura.
“El cultivo de un viñedo exige una perspectiva amplia que se extiende hacia el futuro por muchas décadas, que requiere controles sobre el paisaje en el que la pieza correspondiente de la tierra no va a tolerar la incertidumbre o aproximaciones. El diseño geométrico de la viña contrasta con la naturaleza orográfica ondulado del suelo, la superposición de un diseño aerodinámico que pone de relieve la medida, la belleza y la profundidad del paisaje”, dice el arquitecto Mario Botta, responsable de imponente proyecto.
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