Esta época pone a reflexionar a cocineros si deben intentar reinventarse
con el uso de la comunicación digital
Por Sal y Mesa
Email: salymesa@gmail.com
En esta etapa de confinamiento, muchas escuelas, cooking studio y chefs o hasta foodies han lanzando sus clases para que las personas, desde casa, aprendan a preparar una infinidad de recetas, unas fáciles y otras no tanto. Tanto Ferran Adrià o Massimo Bottura, exponentes máximos mundiales de la gastronomía o como Maricú Ortiz de México o Gastón Acurio de Perú, pasando por las diversas escuelas gastronómicas y hasta por las empresas de cursos online, nos están ofreciendo su mejor esfuerzo para darnos clases o recetas gratuitas y tener la oportunidad de pasar este periodo de pandemia de una mejor manera. ¿Quién no estaría feliz de poder tomar clases con ellos? Bueno, pues gracias a la tecnología podemos hacerlo.
Sin embargo, existe también otro tipo clases que se han lanzado en estos días: las de pago. Permítanme por favor detenerme en este punto un momento y reflexionar: Si ya desde antes del coronavirus, los que nos dedicamos al marketing digital hemos insistido en el tema de que la mayor competencia de las escuelas de gastronomía o de empresas que imparten cursos son las redes sociales (hay cualquier cantidad de videos de recetas de casi todo en YouTube y hasta varias opciones para elegir de cada platillo o preparación) entonces, ¿por qué alguien va a querer dar su dinero por tomar un curso de cocina cuando bien puede hacer lo mismo sin tener que desembolsar un peso?
Alguien seguro podrá decirme: hay para todos y sí, tienen razón. Se trata de que, si es que has hecho un buen trabajo cuidando a tu público, tus seguidores querrán seguir siendo fieles a ti y a lo que les ofreces y, eventualmente, querrían seguir pagando para obtener el servicio que les das (no sólo por la clase de cocina, sino todo lo que implica tu marca personal). Se trata de que esta época es una excelente oportunidad para –con un cuidadoso manejo de tus redes sociales (o un poco de suerte)–, posicionarte o simplemente dejar pasar los días esperando que todo vuelva a la normalidad. Pero también se trata de que cada uno determine su estrategia y sepa si esto de “uno más dando clases de cocina” es lo suyo.
Tal vez podría ser más efectivo que eligiera lanzar videos con consejos, escribir en su blog, recomendar libros o lo que la creatividad y su estrategia le indiquen. Algunos de los ejemplos que me ha tocado ver recientemente son el chef Thot Kinji en su cuenta de Facebook del Colegio Thotal Gourmet donde publica conceptos que usualmente estarías aprendiendo en la licenciatura en gastronomía o como la chef Mariana Orozco que en Twitter ha tenido un éxito notable con sus consejos para conservar los alimentos.
Hacer lo mismo que los demás hacen no significa que también para tu empresa será útil o te dará beneficios económicos. En estos tiempos, pensar en obtener ingresos implica adueñarse rápido de todas las herramientas con las que puedas contar: talentos, habilidades, amigos, ideas descabelladas, etc. Con esto, después podrías enfocarte para crear productos que sean vendibles. ¿Qué sería mejor para las personas en estos tiempos: vender un curso en línea o dar nuestros mejores consejos para afrontar la cuarentena cocinando mejor y cuidando a sus seres queridos? ¿Qué apreciarían más: darles lo mejor de nosotros y nuestros conocimientos sin reservas o sólo un descuento en tus cursos online?
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