Por Marco Miranda
Jack Daniel´s es la marca de whiskey americano con más tiempo en México, una de las más vendidas en el mundo, el favorito de Frank Sinatra, así que el festejo tenía que ser memorable, aquí y en el resto del mundo. Pero antes de continuar con el tema pachanga, merece la pena hacer un breve recuento de esos 150 años.
La destilería, la primera con registro oficial en los Estados Unidos, nació en el pequeño poblado de Lynchburg, en Tennessee, cuando un joven empresario encontró –y compró– un manantial, en una caverna, cuyas aguas carecían de hierro en su composición, a la vez que contenían muchos otros minerales, lo que la hacías idóneas para elaborar whiskey.
Un parte del proceso usado por Jack Daniel consistía, y a la fecha sigue siendo así, en hacer pasar al whiskey recién destilado (y por lo tanto sin añejar), a 70% de alcohol por volumen, a través de carbón de maple, usando sólo la fuerza de la gravedad, lo cual se lleva una semana o más; el objetivo es impartir una mayor complejidad de sabores.
A este proceso se le llama “suavización por carbón”, y más recientemente, en 2013, el “Proceso del Condado de Lincoln”. Esto último se debe a que la destilería litigó, junto con otras más, para que la legislación del estado de Tennessee amparase el proceso, creándose así la categoría “Tennessee whiskey”, con el fin de diferenciarlo del bourbon y, sobre todo, del whiskey de Kentucky, su estado vecino al norte y fuerte competidor.
Sin embargo, existen productores que se oponen a esta legislación, pero bueno, eso ya es grilla interna del estado, y como sus whiskeys ni siquiera se importan a México, a otra cosa mariposa.
¿Y qué es un bourbon? Por ley, es un destilado de granos, de los que 51% debe ser maíz, con cebada malteada, trigo y centeno como los adjuntos usuales, y con un porcentaje de alcohol por volumen mínimo de 40 y máximo de 62.5, añejado en barricas de roble nuevas. Se puede elaborar en cualquier estado de los EUA.
Para la elaboración del Jack, la mezcla original, que se sigue usando hasta hoy, es de 80% maíz, 12% centeno y 8% de cebada. Una vez filtrado por el carbón, pasa a barricas nuevas de roble blanco, que, relevante es decirlo, son construidas en la misma destilería; el tiempo de su estancia en la madera es algo que no revelan, ya que el whiskey no madura al mismo tiempo en todas las áreas de la bodega; se enorgullecen en proclamar: “está listo cuando está listo”, es decir, cuando sus catadores así lo deciden.
Y bueno, pasando al festejo, consistió en siete eventos inéditos en igual número de locaciones, que conjuntaron mixólogos, bartenders, música en vivo, DJs y chefs, que cocinaron desde jugosas carnes asadas, hasta las recetas mexicanas reinterpretadas de Gerardo Vázquez Lugo.
De los cocteles –los cuales se incluyen a continuación– los que más recomiendo son:
• El Backyard lemonade, con base en el Jack Tennessee honey (una agradable versión de este whiskey con miel), mezclado con licor de naranja, jugo de limón, cilantro, jarabe natural, refresco de limón y bitters; un trago muy refrescante.
• El Jack’s Secret Punch, elaborado con este whiskey, vino blanco, fresas, jugo de limón, hierbabuena, jarabe de flor de sauco, refresco artesanal de toronja y bitters; pero como algunos de estos ingredientes son difíciles de encontrar, se pueden sustituir por los que encuentres en tu zona, e incluso omitirse, en particular el jarabe de sauco; a fin de cuentas, experimentar con ingredientes similares, e incluso disímbolos, puede dar resultados igualmente placenteros. ¡Salud!
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