Sopa de almeja y pescado
Escapando de una copiosa lluvia, una tarde sabatina, buscamos un lugar donde refugiarnos del tránsito, la lluvia y, de paso, hacer una de las cosas que más disfrutamos: comer rico.
Es importante decir que, a pesar de la inmensa oferta de lugares para comer que procura la Ciudad de México, no es fácil encontrar uno tan agradable como Puerto Madero en San Ángel.
Se trata de un lugar donde, además de comer bien, se siente uno invitado a quedarse. Es un lugar muy amplio, donde la altura de los techos, la extensión del espacio, la distribución de las mesas, el volumen de la música, la intensidad de la luz, la ubicación de las pantallas; en fin, todo el entorno, es bello y funciona, arropando a un servicio amable y preciso, que sin imponerse, siempre aparece a tiempo.
Taquitos de jaiba estilo carnitas
Se puede platicar a gusto mientras se aprecia la preparación de los alimentos, pues la parrilla es abierta, se puede sentar uno bajo la cava, cuyo piso de cristal permite ver una parte de la abundante oferta de vinos que tiene el lugar.
El servicio es atento y conocedor del oficio: nos ofrece el menú, amplio y variado, nos da tiempo para decidirnos, y al tomar la orden, hace sugerencias afinando la experiencia, informándonos de existencias y platillos del día y fuera de la carta. Y tomen nota: siempre hay algo interesante más allá del menú.
Clam chowder
¿Y la comida? ¡Ah! La comida... El menú es muy amplio, en la tradición argentina de cortes y pastas, aumentado por una lista generosa de productos del mar.
La carta de vinos es interesante, cargada hacia los vinos argentinos que la casa importa.
Iniciamos con unos taquitos de jaiba preparada como carnitas, acompañados de un guacamole con mucho cuerpo y sabor, seguidos de una sopa de almeja y pescado y un clam chowder tan bonito como bueno. Ambos platillos se presentan con buena temperatura y en cantidad muy razonable. Después llegó a la mesa un corte de carne muy bien parrillado, con bordes crujientes y centro rosado, jugoso, acompañado de espárragos, para no sentirnos culpables.
Ese plan lo arruinó una papa al horno, con crema ácida y cebollín que estaba bastante bien. Todo lo anterior, regado por un Saurus Barrel Fermented, Pinot Noir 2012, con intenso aroma a ciruela pasa, tabaco y chocolate.
Saurus Barrel Fermented, Pinot Noir 2012
Puerto Madero
Pay de limón
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